Muchas familias se sienten estresadas por el regreso a clases este año. Y algunos niños podrían sentirse tan ansiosos, que se resisten o se niegan a ir a la escuela. Esto podría suceder, ya sea que tengan que regresar a clases en la escuela, continuar con el aprendizaje a distancia o si se trata de una combinación de ambas modalidades. Los niños con ansiedad y aquellos que piensan y aprenden de manera diferente son más propensos que otros niños a reaccionar de esta manera.
Si su hijo se niega rotundamente a regresar a la escuela, puede causarle más preocupaciones y estrés. Tal vez se pregunte: ¿Por qué mi hijo se comporta de esta manera? ¿Y si mi hijo no quiere regresar a la escuela nunca más? ¿Qué voy a hacer con mi trabajo si mi hijo no quiere ir a la escuela?
Cada niño se resiste o se niega a ir a la escuela de manera diferente. Estas son algunas sugerencias para manejar el rechazo, según la manera en que su hijo lo esté manifestando.
Episodios de llanto o berrinches por la escuela
Reconozca que los sentimientos que causan el berrinche son reales. Cuando su hijo esté más calmado, sugiérale tener una conversación sobre maneras de hacerlo más fácil para él.
Usted podría decir: “Sé que hay algo que te preocupa del regreso a clases. Cuando puedas hablar con más calma, podemos conversarlo. Quiero ayudarte a encontrar una manera para que regresar a clases te sea más fácil”.
Deje bien claro que, aunque esté apoyándolo y lo ayudará a resolver el problema, no regresar a clases no es una opción (independientemente de si será en persona o de manera virtual).
Crisis por la escuela
Sea paciente, y dígale que no corre peligro y que usted lo ayudará. Los niños no pueden controlar las crisis emocionales, por lo que no hay nada que usted pueda hacer cuando están sucediendo. Cuando la crisis termine, use frases cortas y concretas para manejar ese momento.
Usted podría decir: “Esa fue una reacción intensa. Veamos si necesitas un descanso antes de que podamos hablar sobre la escuela”. Tenga esta conversación en un momento tranquilo cuando todos estén calmados.
Después, usted puede trabajar con su hijo en habilidades para manejar ciertas situaciones y ayudarlo a encontrar maneras más apropiadas de comunicarse cuando se siente abrumado.
No se quiere vestir en la mañana
Ir a la escuela no es opcional, pero ir en pijama tal vez sí. Si su hijo manifiesta su rechazo de esta manera, usted tendrá que decidir qué es más importante, que su hijo asista a clases o que se vista. Tal vez tenga que permitir que su hijo asista en pijama, ya sea a clases presenciales o en línea.
Si este fuera el caso, envíe un email al profesor o llámelo por teléfono para explicar por qué su hijo no está vestido para atender a clase. Y dígale que usted no tiene control sobre lo que podrían decir sus compañeros de clase acerca de su vestimenta.
Se rehúsa a hacer los deberes escolares o asistir a clases diciendo “no me puedes obligar”
Reconozca que esto es cierto. Usted no puede hacer que su hijo vaya a la escuela. Pero tampoco puede hacer mucho respecto de las consecuencias de no ir.
Usted podría decir:“Tienes razón. No te puedo obligar. Pero tampoco puedo controlar cómo tu maestro manejará la recuperación de tareas o las calificaciones.
Después, ofrezca tener una conversación honesta y tranquila sobre por qué su hijo no quiere hacer los deberes o ir a la escuela. Deje claro que usted quiere entender lo que está sucediendo y ayudar a resolver el problema.
Se niega a subir al autobús, al auto o encender el computador
Llegado a este punto, las negativas de su hijo podrían estar afectando su horario para empezar su trabajo. Intente no perder el control en ese momento.
En su lugar, usted podría decir: “Veo que tienes una mañana difícil hoy. Conversemos más tarde, no voy a discutir esto contigo ahora que estás tan molesto”.
Después, pídale a su hijo que trate de explicarle cuál es su preocupación. Si no logran encontrar una solución inmediata, piensen en una solución a largo plazo. (El maestro de su hijo tal vez pueda ayudar en esto). Incluso puede hacer un contrato de comportamiento que establezca las recompensas por ir a la escuela sin protestar y las consecuencias si se vuelve un problema.
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