A la hora de entender que afecta la salud mental, los especialistas se concentran en analizar los vínculos con antecedentes familiares, adicciones, lesiones cerebrales o traumas. Sin embargo, una nueva investigación encontró que deberían prestar más atención a su relación con las alergias.
Los expertos, de la Universidad Técnica de Munich y otras instituciones alemanas y suizas, analizaron más de 1,700 participantes y encontraron que sufrir enfermedades como asma o rinitis alérgica aumentaría el riesgo de desarrollar trastornos mentales, como depresión o ansiedad.
La Organización Mundial de la Salud informa que una alergia es una reacción exagerada del organismo luego de tener contacto con sustancias que provienen del exterior (conocidas como alérgenos).
Se calcula que el 15% de la población mundial es alérgica a alguna sustancia, sin llegar a ser casos de gravedad. Este número podría escalar a un 50% para el 2050.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) señalan que en EE.UU., las alergias son la sexta causa de enfermedades crónicas, afectando a más de 50 millones de personas.
Para la nueva investigación, que se publicó en los Archivos Internacionales de Alergia e Inmunología, los investigadores analizaron a voluntarios de entre 39 y 88 años. Para ello, solo tuvieron en cuenta los casos de alergias tipo 1, es decir, reacciones inmediatas luego de exponerse al alérgeno. Esto puede ser atopia, asma, conjuntivitis o anafilaxia.
Luego, diferenciaron a los participantes según su tipo de alergia (o falta de ella), en 4 grupos:
Con alergias estacionales: también conocidas como fiebre del heno o rinitis alérgica estacional. Como su nombre lo indica, surgen en una determinada época del año y las reacciones pueden darse, por ejemplo, ante el moho o el polen.
Con alergias perennes: persisten durante todo el año y las reacciones pueden darse ante el polvo del hogar, cosméticos, tintes o pelo de animales.
Con otras alergias: esto incluye picaduras de insectos, como avispas, abejas u hormigas, o ante ciertos alimentos, como cacahuates, mariscos, huevos, trigo o ajonjolí.
Consecuencias para la salud mental
Del total de voluntarios, 27.4% reportó tener una alergia, específicamente 7.7% era perenne, 6.1% era estacional y 13,6% correspondía a otro tipo de alergia. Tras comparar esta información con marcadores de depresión y trastorno de ansiedad generalizada y estrés, los especialistas concluyeron que las personas que vivían con ansiedad también tendían a tener alergias estacionales.
Esta asociación no estuvo presente en personas con alergias perennes, aunque, si mostraban una mayor probabilidad de sufrir depresión.
No es la primera vez que se asocian problemas de salud mental y las alergias. Un trabajo publicado en Frontiers in Psychiatry, encontró que tener asma, rinitis alérgica o eczema podría aumentar el riesgo de sufrir trastornos mentales.
Los autores del nuevo trabajo señalaron que desconocen los mecanismos detrás de esta relación. Por ello, planean realizar estudios para entender si las alergias aumentan el riesgo de ciertos problemas de salud mental o viceversa, y por qué existe esa asociación.
Aunque la investigación tuvo en cuenta distintos factores modificadores, como la edad, el sexo biológico, la existencia de predisposiciones hereditarias a las reacciones alérgicas y ciertos hábitos, como fumar, los investigadores reconocieron que la muestra podría no ser representativa para todos los grupos etarios.
"Tenemos una edad promedio relativamente alta, de 61 años, por lo que las personas más jóvenes están poco representadas aquí", señaló la autora principal del estudio, Katharina Harter.
Y agregó "Los hallazgos también se basan en informes personales en lugar de diagnósticos de alergia oficiales. Sin embargo, tenemos muestras de sangre de todos los participantes y la intención de verificar científicamente este punto".
A pesar de estas limitaciones, los autores resaltaron que sus hallazgos confirman que existe algún tipo de relación entre las alergias estacionales y la experiencia de ansiedad.
"Hay estudios que se centran en los componentes psicológicos de las enfermedades de la piel o el asma alérgica. Por primera vez, podemos mostrar una conexión con las alergias estacionales", concluyó Harter.
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