Algunos niños (y adultos) tienen dificultad para aceptar el punto de vista de otras personas. Creen que siempre tienen la razón y que todos los demás están equivocados. Esto es especialmente cierto en los niños que tienen dificultad con el pensamiento flexible.
El pensamiento flexible o flexibilidad cognitiva permite que las personas vean las cosas
desde diferentes ángulos. Cuando los niños tienen dificultad con él, les cuesta aceptar que no todas las personas piensan igual. Y eso puede ocasionar problemas durante la
temporada electoral porque escuchan a las personas discrepar y discutir en la escuela, en la casa, en la televisión o en las redes sociales.
“Los niños que tienen dificultad con el pensamiento flexible suelen ser buenos para debatir, ya que para ello se requiere asumir una posición y mantenerla”, comenta Ellen Braaten, directora de Learning and Emotional Assessment Program en Massachusetts General Hospital. “Pero fuera del club de debate, esto puede dificultar lidiar con opiniones que considera erróneas”.
No a todos los niños les gusta discutir sus puntos de vista, pero podrían molestarse cuando las personas no están de acuerdo. Incluso si alguien comparte calmadamente una opinión distinta, podrían creer que está enojado. Y les podría preocupar que las personas que discuten, incluidos los miembros de la familia, no se acepten o no se quieren.
¿Cómo ayudar a su hijo a entender que las personas tienen opiniones diferentes, y que está bien si no están de acuerdo? Braaten ofrece estas recomendaciones para ayudar a su hijo a manejar ese tipo de situaciones.
Póngalo en contexto
Los niños no siempre conocen las circunstancias que rodean a lo que escuchan o dicen. Puede ayudar poner las cosas en contexto. Por ejemplo, usted puede decir cosas como:
“¿Sabías que en muchísimos lugares las mujeres ganan mucho menos dinero que los hombres, especialmente las mujeres negras y latinas?”.
“La tía Rosa ayudó a organizar una protesta contra la injusticia racial”.
“El tío Esteban perdió su trabajo hace varios meses, y le preocupa las medidas económicas que adoptará el próximo presidente”.
Escúchelos
Los niños necesitan poder expresar sus creencias y sentimientos. Pero también necesitan aprender a debatir y defender sus puntos de vista de manera respetuosa. Usted puede decir a su hijo: “Entiendo lo que dices, pero tengo un punto de vista diferente que me gustaría comentarte”.
También es importante escuchar con atención. Las opiniones de su hijo podrían ser en realidad sus preocupaciones. Los niños pueden tener muchas ideas del tipo “y si…” rondando su cabeza en estos momentos: “¿Y si causo que papá se estrese aún más al no estar de acuerdo con él?”. Ayude a su hijo a reconocer y hablar sobre los sentimientos y las emociones.
Dé el ejemplo
Los niños pueden sentir gran empatía por una causa, pero no por el amigo que no piensa igual. Demuestre con su ejemplo la comprensión y la tolerancia en la casa, y explique cómo usted maneja los desacuerdos. “No estoy de acuerdo con el tío Alfredo, pero no quiero que se sienta mal al expresar sus ideas. Por eso dejo que termine de decir lo que está diciendo”.
Cambie de rumbo
Decir “acordemos que está bien no estar de acuerdo” no funciona cuando los niños creen que su idea es la única correcta. En su lugar, cambie de tema y hágale saber que no lo está ignorando.
Usted podría decir: “Esta ha sido una buena discusión y veo que tu opinión es muy firme. La abuela ve las cosas de otra manera. Podemos seguir hablando de esto en otro momento y ahora hagamos algo que todos disfrutemos”.
Explique que está bien no estar de acuerdo
Los niños tienen que saber que es natural que las personas tengan opiniones diferentes. Estar en desacuerdo no significa que algo esté mal.
Hable acerca de la experiencia de su hijo: “¿No ha habido momentos en los que has discutido conmigo o con uno de tus amigos? Eso no significa que no nos quieras o que no te preocupes por nosotros, ¿cierto? Las personas pueden estar en desacuerdo, pero eso no cambia lo que sienten la una por la otra”.
Ya sea que quieran expresar sus opiniones o que no les gusten los conflictos, hay algo que todos los niños deben saber: Nunca está bien usar un lenguaje grosero, ofensivo o lleno de odio, ni gritar. Es inaceptable que lo empleen ellos o cualquier otra persona.
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